Sin lugar a dudas, como posiblemente ya lo sabes, el hígado es uno de los órganos más importantes, ya que transforma las toxinas en desperdicios, que el cuerpo elimina a través de la orina y las heces. Esta es una función más bien demandante hoy en día, ya que nuestra vida diaria está llena de toxinas.
Por suerte, mientras el tiempo pasa, el hígado se vuelve lento y abrumado, lo que normalmente da como resultado una incapacidad de eliminar toxinas apropiadamente. En vez de eso, las almacena en células grasas, principalmente en la zona del vientre.
Como podemos ver, cuidar el hígado es una tarea indispensable. Y lo mejor que podemos hacer por él es alimentarnos de manera saludable ingiriendo frutas y verduras, evitando los alimentos procesados, el cigarrillo y el exceso de alcohol.
Una de las afecciones más comunes por la que las personas consultan es por el hígado graso. Y esto se debe principalmente a que los hábitos alimentarios en los últimos 50 años se han modificado de manera drástica y para mal, incrementándose la obesidad y el sobrepeso, enemigos de este órgano tan importante.
¿QUE ES LA ENFERMEDAD DEL HIGADO GRASO
La enfermedad del hígado graso es generada por un exceso de grasa en el hígado. El hígado es por naturaleza un órgano graso, por lo que todo el tiempo debe haber un poco de grasa en el hígado.
Ahora bien, cuando la grasa en el hígado es de más de un 5% a un 10% del peso total del hígado, tenemos la enfermedad del hígado graso.
Existen 2 Tipos de Esta Enfermedad:
Enfermedad del hígado graso no alcohólica: resultado de factores no alcohólicos, como el colesterol elevado o factores genéticos.
Enfermedad del hígado graso alcohólica: resultado del abuso de bebidas alcohólicas.
INDICIOS DE UN HÍGADO INTOXICADO.
Vamos a conocer algunos síntomas que revelan que un hígado no goza de buena salud y que pueden no parecer tener una relación directa con él, pero que son indicadores de que los niveles de toxicidad que ha alcanzado este órgano lo están poniendo en riesgo.
– Malestar abdominal: Al ser un órgano tan grande y que al mismo tiempo tiene tanta relación con los demás, un problema hepático puede manifestarse con dolor abdominal situado puntualmente debajo de las costillas, inflamación e incluso dolor de espalda.
En ocasiones, cuando el problema hepático es serio, las personas pueden manifestar fiebre y ardor estomacal que puede confundirse con un cólico biliar. Ante la duda, consulta con un médico.
– Náuseas: Casi de manera simultánea con tu malestar abdominal también aparecen las náuseas. Después de comer o al sentir el aroma de determinados alimentos podemos evidenciar náuseas y mareos sin descartar los vómitos.
– Ictericia: Cuando tenemos un problema hepático es normal que escuchemos que otros nos digan “¡estás pálido!”. Esto se debe a un exceso de bilirrubina en la sangre que provoca una decoloración de la piel tornándose amarillenta sobre todo en el rostro.
– Fiebre: Una intoxicación hepática puede generar aumento de la temperatura debido a una posible infección. Ante una sensación de cansancio y pesadez sumada a la fiebre es indispensable consultar con un médico.
– Fatiga y desgano: Cuando estamos afectados del hígado es normal sentirse desganado, cansado y con poco apetito; pero también es común sentir la necesidad de comer algo dulce. ¡No lo hagas! Esto podría agravar el cuadro. En ocasiones, la intoxicación hepática puede manifestarse únicamente de esta manera y entonces es difícil definir que realmente lo sea; pero varios días de cansancio y desgano pueden ser un indicador de que estás padeciendo de una intoxicación hepática.
– Heces claras: Las deposiciones cada vez que vas al baño pueden ser un signo de que algo no está bien si notas que son de color muy claro. Este también es un indicador de colon irritable.
– Trastornos emocionales: Es normal que nuestro estado anímico se vea afectado cuando tenemos un problema en el hígado. Una toxicidad hepática puede manifestarse a través de tristeza, preocupación permanente, cambios de humor y depresión.
Nadie nos conoce mejor que nosotros mismos en especial cuando se trata de funcionamiento del cuerpo. A esta altura de tu vida tal vez ya hayas pasado por alguna toxicidad hepática que te haya dado los indicios necesarios para reconocerla, de modo que si tu hígado es sensible a determinados alimentos es algo que debes tener presente.
¿Cómo lo cuidamos?
Cuidar el hígado no es tan difícil si nos ponemos a pensar seriamente. Bastará con evitar los excesos. Exceso de alcohol, exceso de grasas, exceso de azúcar, exceso de cigarrillo o algún alimento de esos que ya sepas afectarán tu hígado. También es importante cuidar la cantidad de medicamentos que ingieres, ya que estos son enemigos directos del hígado.
Pero además de evitar alimentos nocivos también podemos ayudar a nuestro hígado con otros recursos naturales, fáciles y simples que contribuirán a mejorar nuestro estado general.
Beber al menos 2 litros de agua al día es un buen recurso para limpiar tanto hígado como riñones.
Elige frutas frescas, verduras crudas y miel en lugar de azúcar, ya que el hígado convierte al azúcar en grasa y colesterol, algo que lo afecta de manera directa. Es preferible endulzar con productos naturales como la stevia o la miel.
También es importante cuidar la buena higiene de los alimentos que consumimos, cocinarlos de manera adecuada y elegir preferentemente los orgánicos.
Alimentos que cuidan el hígado.
Aquí te dejamos una lista de los alimentos amigos del hígado que ayudan a depurarlo y contribuyen a su buen funcionamiento.
– Manzana, Kiwi, Naranjas, Limones, Tomates, Arándanos, Uvas, Espinacas, Alcachofa, Espárrago, Rábano,